El día 11 de noviembre de 1918 después de cinco años de guerra, Alemania no tuvo más remedio que aceptar un armisticio. Los aliados no querían un resurgir alemán y con la firma del Tratado de Versalles imponían a la Alemania perdedora unas serie de sanciones, entre otras: concesiones territoriales a favor de los aliados, desarme de su ejército, indemnizaciones económicas, y en lo referente a su fuerza aérea le “cortaban las alas”, teniendo esta que entregar todos los aparatos. Antes de la firma del tratado, Alemania tenía que entregar en buenas condiciones 1700 aviones de caza y bombardeo, por citar algunos: los famosos Fokker en sus diferentes versiones, los Albatros, Pfalz y Halberstand, pero estas cifras nunca llegaron a cumplirse. En Diciembre de 1918 el nuevo gobierno anuncio que se había cumplido lo acordado, pero según los aliados solo se habían entregado unos 500 aparatos (entre cazas y bombarderos) y unos 50 hidroaviones. A pesar de la disolución oficial de la fuerza aérea alemana en enero de 1919 Alemania aun disponía de unos 7000 aviones y ninguna intención de ceder ningún aparato. Todo esto cambió en junio de 1919 cuando a la delegación alemana les presentaron los términos del tratado de Versalles, obligándose a firmar, dándoles de plazo tres meses. Por parte de Alemania, hubo un intento de conservar escuadrones activos poniendo como escusa el apoyo a la policía civil, pero de nada sirvió. De hecho hasta la aviación civil tuvo sus limitaciones en cuanto a velocidad, altura de vuelo y alcance operativo. A raíz de estas limitaciones la industria aeronáutica Alemana era casi inexistente, pero hubo intrépidos que optaron por el desarrollo y la investigación de los planeadores, y de las alas volantes siendo los hermanos Horten unos de los pioneros en este tipo de aeronave (en posteriores artículos tocaremos este tema)
Jesús Reina
Albatros D I
Halberstand D. II
Fokker E.III
Fokker Dr.I
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